BUDA
Sidarta Gautama, más conocido como Buda
Gautama, Sakiamuni, o simplemente el Buda, (c. 563-c. 486 a.C.), fundador del
budismo. Nació en el bosque Lumbinī, en las proximidades de Kapilavastu
(actualmente Nepal). El nombre de Gautama Buda, por el que se conoce al Buda
histórico, es una combinación del nombre de su familia, Gautama, y el epíteto
Buda, que significa El Iluminado. Las fechas de su nacimiento y muerte siguen
siendo dudosas.
Las diversas fuentes budistas concuerdan
en que vivió 80 año, para los seguidores de la escuela budista Theravada su nacimiento se dióen el año 623 A.C. y su
muerte en el 543 D.C., pero estos datos son rechazados por la mayoría de los
historiadores occidentales e hindúes.
VIDA
Hijo del jefe de la clase guerrera
Sakya, de Kapilavastu, Buda nació con el nombre de Siddhartha. Después de su
iluminación fue conocido también por el nombre de Sakyamuni (sabio de los
Sakyas). Dice la leyenda que su madre, Mahamaya, poco antes de dar a luz soñó
que un hermoso elefante blanco se introducía en su matriz. Ella falleció poco
después de nacer su hijo. Se dice que los brahmanes examinaron al recién nacido
y predijeron su destino como monarca universal o Buda.
Fue educado por su padre y su madrastra
en un ambiente de lujo y, al parecer, mostró una temprana inclinación hacia la
meditación y la reflexión, lo que disgustó a su progenitor, que quería hacer de
él un guerrero y un gobernante más que un filósofo religioso. En sus propios
discursos Buda recordó que meditó y entró en su primer trance cuando aún era
niño. Cediendo a los deseos de su padre, se casó muy joven y participó en la
vida mundana de la corte. Tuvo un hijo, a quien llamó Rahula (‘Vínculo’).
Los brahmanes examinaron al recién nacido
y predijeron su destino como monarca universal o Buda. Según la tradición, Buda
empezó a buscar la iluminación a los 29 años, cuando vio por primera vez un
anciano, un hombre enfermo y un cadáver, descubriendo de pronto que el
sufrimiento es el destino de toda la humanidad. Después se encontró con un
pacífico y sereno monje mendicante, y a partir de entonces decidió adoptar su
forma de vida, por lo que abandonó a su familia, la riqueza y el poder para
iniciar la búsqueda de la verdad. Esta decisión, que el budismo denomina Gran
Renuncia, es celebrada por los budistas como un momento crucial en la historia.
Así pues, abandonó de inmediato el
palacio, a su mujer y a su hijo y salió al encuentro del mundo. Vagó como
mendigo por el norte de la India, donde recibió las enseñanzas de algunos
famosos maestros brahmanes, los cuales pronto agotaron su capacidad para
enseñarle. Continuó su búsqueda y terminó por establecerse en Uruvela (cerca de
la actual ciudad de Bod Gaya), con cinco de sus discípulos, uno de los cuales
también había formado parte de los brahmanes que reconocieron como Buda al
recién nacido Siddhartha. Durante casi seis años se esforzó por alcanzar la
iluminación a través de la práctica de un severo ascetismo, convirtiéndose en
un auténtico esqueleto viviente. Tras demostrarse infructuoso este método,
volvió de modo gradual a realizar una dieta normal, recuperó su salud y
modificó su régimen ascético, aunque perdió en este proceso a sus discípulos,
que condenaron lo que consideraron su nueva debilidad.
A los 35 años de edad dio un gran paso
hacia la Iluminación mientras estaba sentado bajo una higuera de agua en Bod
Gaya. La tradición dice que una noche se sentó decidido a no levantarse hasta
haber alcanzado el nirvana. Primero fue asaltado por los ejércitos demoniacos
de Mara, señor de la ilusión, que intentaron sustraerle de su meditación. Mara
se retiró vencido, incapaz de romper su concentración, y Buda siguió meditando.
Durante la noche alcanzó niveles de conciencia cada vez más altos, llegando a
conocer sus vidas anteriores y al “ojo divino” capaz de seguir la reencarnación
de todos los seres. Captó las Cuatro Nobles Verdades: la vida es sufrimiento;
la causa de este sufrimiento proviene de que el hombre desconoce la naturaleza
de la realidad y se apega a los bienes materiales; el sufrimiento puede tener
fin si el hombre logra superar su ignorancia y renuncia a las ataduras
mundanas; el camino para lograr esta superación es la Óctuple Senda (o Camino
de las Ocho Etapas), que se resume en principios tales como moralidad,
concentración y sabiduría. Fue éste el instante en el que Buda experimentó la
Gran Iluminación que le reveló el camino de la salvación. Libre ya del ciclo de
la reencarnación y dotado de una sensibilidad sobrehumana, pasó las siguientes
semanas considerando varios aspectos de su realización.
Buda viajó por el valle del río Ganges
enseñando su doctrina. Decidido a divulgar el dharma (o verdad eterna) que
había perfeccionado, lo primero que hizo fue reunirse con sus antiguos discípulos
cerca de Benarés y éstos, cautivados por su sinceridad, le aceptaron como
maestro y se hicieron monjes. Poco tiempo después predicó su primer sermón en
las cercanías del actual parque Deer. Este sermón, cuyo texto se conserva,
contiene la esencia del budismo y muchos eruditos lo consideran comparable, por
el tono de su altura moral e importancia histórica, al Sermón de la Montaña de
Jesucristo.
Los principios básicos de su nueva
doctrina fueron el Camino del Medio y la disciplina monástica, que estableció
para abrirse paso de la mejor forma posible entre los extremos del sacrificio y
la autocompasión.
Acompañado por sus discípulos, Buda
viajó por el valle del río Ganges enseñando su doctrina, reuniendo adeptos y
estableciendo comunidades monásticas en las que cualquiera podía ingresar, sin
importar su rango social. Regresó durante un breve periodo de tiempo a su
ciudad natal y convirtió a su padre, a su mujer y a otros miembros de su
familia. Un rico seguidor sufragó la construcción de un monasterio en Savatthi,
que se convirtió en la principal residencia de Buda y el núcleo de difusión de
sus enseñanzas. Otros monasterios fueron fundados en las principales ciudades
existentes en el curso del Ganges.
La larga existencia de Buda como maestro
y líder no estuvo desprovista por completo de problemas. Se tiene noticia de
que hubo grupos religiosos rivales, en particular los jainíes, que atacaron sus
enseñanzas e incluso a él mismo. Su primo y discípulo Devadatta quiso vengarse
de él al ver frustrada su ambición de heredar el liderazgo de la sangha
(comunidad monástica), planeando primero su asesinato y provocando, más tarde,
un cisma en la sangha que duró poco tiempo.
Después de una vida de actividad
misionera, Buda falleció a los 80 años en Kusinagara (en el actual Nepal), por
haber ingerido alimentos en mal estado. Al parecer predijo su muerte y avisó a
sus discípulos, pero se negó a darles ningún precepto sobre la futura
organización y propagación de sus doctrinas, insistiendo en que ya les había enseñado
lo que necesitaban para salvarse. El arte budista posterior creó descripciones
magníficas de su lecho de muerte, con animales y gente llorando con amargura
mientras sus discípulos iluminados contemplaban con serenidad su nirvana final.
Su cuerpo fue incinerado y sus reliquias divididas entre ocho stupas.
Buda falleció a los 80 años en
Kusinagara. Buda está considerado como uno de los seres humanos más grandes que
han existido, un hombre de carácter noble y compasivo, visión penetrante y
pensamiento profundo. No sólo fundó una gran religión, sino que su rebelión
contra las radicalidades hedonistas, ascéticas y espirituales, y contra el
sistema de castas, influyó de un modo decisivo en el hinduismo. Su rechazo de
la especulación metafísica y su pensamiento lógico introdujo una importante
corriente analítica de la que hasta entonces carecía la tradición hindú.
IDEAS FILOSÓFICAS
Al concluir su meditación bajo una
higuera, Sidarta buscó a los cinco compañeros que lo habían abandonado y les
anunció su descubrimiento: era posible anular las nuevas encarnaciones y
escapar de los sufrimientos del mundo.
Su premisa básica era: todo vivir es
sufrir. ¿Cómo evitar, entonces, el propio vivir? ¿Cómo abolir esa forma de
existencia que se conoce como vida? Es inútil suicidarse, porque eso conduciría
únicamente a una nueva encarnación, al regreso al mundo de los dolores.
Lo primero que hay que hacer, pensó
Sidarta, es identificar esos lazos.
Ellos son el deseo de las cosas
terrenales: la sensualidad, la venganza, el poder, la riqueza, la posesión, que
nos encadenan al mundo, prometiéndonos felicidades jamás alcanzadas. Ellos sólo
causan ilusiones y la inevitable frustración. En el éxtasis, a través del cual
se puede escapar del “lado de acá” del mundo, para ingresar en “el más allá”,
no hay deseos: tan sólo una paz infinita y luminosa. Lo que más temen los
místicos son los recuerdos de las cosas deseadas, que se introducen en sus
meditaciones y perturban los éxtasis.
El deseo del mundo siempre nos conduce
de vuelta al mismo mundo. El primer paso para lograr la liberación, es, pues,
abstenerse de deseos. El desapego perfecto y duradero de este mundo inferior no
puede, en verdad, ser obtenido en una sola vida. Pero los esfuerzos de
liberación hechos en una vida son heredados por la próxima, por la ley del
“Karma”. Cada reencarnación aproxima más al individuo bueno a la libertad.
Tendrá que esforzarse siempre hasta alcanzar el fin del camino. Cuando sea roto
el último lazo de los deseos, llegará a su fin el ciclo de las reencarnaciones
y también concluirá la propia ilusión del “yo”. Entonces sólo existirá el
Nirvana, el verdadero conocimiento. Hasta el término de su vida, Sidarta
explicó pacientemente que el Nirvana no podía ser expresado. Era algo para ser
experimentado y no descripto.
LAS CUATRO VERDADES Y EL CAMINO DE LOS
OCHO SENDEROS
A los monjes que lo escuchaban, Sidarta,
ahora Buda o el Iluminado, resumió sus ideas en cuatro conceptos, las “Cuatro
Nobles Verdades” de la tradición budista:
1 – Todo es dolor.
2 – El dolor nace del deseo.
3 – El dolor se extingue con la
extinción del deseo.
4 – Para lograr la anulación del deseo
es preciso seguir el camino de los Ocho Senderos.
Y proveyó un conjunto de reglas para
poder llegar al Nirvana: opiniones correctas (esto es, comprensión de lo que
Buda explica); intenciones correctas, motivos correctos, palabras correctas,
ocupación correcta, esfuerzo correcto, pensamiento correcto, y meditación
(éxtasis) correcta. El Camino de los Ocho Senderos es una recomendación del
autocontrol. Aun las buenas acciones y la búsqueda del éxtasis, por ejemplo,
pueden basarse en el deseo de ser admirado y reconocido.
En ese caso todos los esfuerzos son
inútiles, y se continúa atado al mundo. Quien sigue el Camino de los Ocho
Senderos tiene que abstenerse de las malas acciones. No se puede matar, no se
puede ser soldado o verdugo (regla observada estrictamente por los jainistas).
Hay que mantenerse alerta y despierto contra las trampas que tienden los
deseos. Por eso el primer grado de la ascesis consiste en un profundo
conocimiento de sí mismo, no para complacerse en la autocontemplación, sino para
saber con precisión cuáles son los puntos débiles de nuestro “yo” al deseo.
En rigor, Sidarta ni siquiera sostenía
la inmortalidad de las almas que transmigran: en ningún momento existe un “yo”
constante. El “yo” es una ilusión. Lo que realmente existe es una sucesión de
estados diferentes del ser (los “Skandhas”). Cuando alguien muere, lo que pasa
a otro cuerpo es sólo una cadena de causas y efectos.
Tanto el budismo como el jainismo
originarios, reacciones ambas contra el brahmanismo oficial de la sociedad de
“varnas“, pueden ser definidos, entonces, como “ateos” en la práctica, puesto
que en ellos cuentan más los modelos humanos que alcanzaron la perfección que
los dioses.
Enseñó que hay diez vicios capitales:
tres del cuerpo, cuatro de los labios y tres de la mente. Estos son: matar,
robar y fornicar; mentir, calumniar, insultar y decir palabras correctas con
intención incorrecta; el odio, la envidia y el ateísmo.
Su doctrina, que se resume en el llamado
Sermón de Benarés, se basa en la autorrealización del hombre. Ni los demonios
pueden, realmente, rebajarlo, ni los dioses elevarlo, salvo con la complicidad
o colaboración del propio ser humano. No existe en el budismo la idea de una
“salvación”, ni tampoco la de un “Dios personal”. El hombre está atado tan solo
por su ignorancia, que le hace equivocarse y reencarnar miles de veces buscando
la experiencia que le falta. Dios no baja hasta los hombres, sino que estos
deben elevarse siempre hacia lo divino, donde la luz es permanente y los lotos
no cierran sus pétalos (Nirvana o San-gri-lah). El Dammapadha (en sánscrito,
Dharmapadha), nos dirá: “Es más fuerte el hombre que se vence a sí mismo que el
que vence a mil hombres en combate”.
Nirvana significa, literalmente, “salir
del bosque”, o sea, salir de la confusión, las tinieblas y la pluralidad. Es la
meta última del hombre como tal. Pero no es el fin de todo, pues según el
budismo esotérico, más allá hay más y más misteriosos estados que se engloban
en la expresión “Paranirvana Moksha”.
Para el Buda, la persona o cuaternario
inferior es mortal por necesidad, pues está en el tiempo y “todo lo que nace
debe morir”. Lo inmortal es el espíritu, que está por encima del yo mental egocéntrico
y egoísta. El verdadero triunfo no radicaría, según este Avatara, en dominar
sólo el cuerpo, sino el pensamiento y el separatismo del yo, tú, él, etc.
El hombre debe sentir la necesidad
imperiosa de liberarse del ciclo vida-muerte para poder lograrlo realmente.
Mientras viva apegado a la sensación y la ignorancia, es mejor dejar el trabajo
de purificación a la moral mecánica de la Naturaleza a través de las
reencarnaciones.
Así, más que fundador de una religión,
fue un filósofo esotérico. Creó dentro del milenario brahmanismo una revolución
ideológica y de costumbres, pues los brahmanes, que estaban sujetos a un
ceremonial muy estricto, a un sinnúmero de supersticiones y tabúes, fueron
fuertemente chocados por esta corriente de aire fresco que, sin negar la
tradición interna, desaconsejaba pasar la vida en ceremonias, ya huecas de
sentido, esperando que los dioses ayudasen al hombre. Como Sócrates, recomendó
el “Conócete a ti mismo”.
Tras su muerte, sus discípulos fueron
perseguidos por la “religión oficial”, y tan solo siglos más tarde, como un
Constantino oriental, surgió el emperador Asoka, llamado “el Cruel”, quien a
mediados de su vida abrazó las enseñanzas del Buda y las impuso en el Imperio
de una India que había superado una de sus épocas de feudalismo. Pero no
duraría mucho esta situación, pues en el siglo VIII sobrevendrá la invasión
musulmana y todo se fragmentará de nuevo. El budismo, ahora dividido en
Mahayana (el Gran Vehículo) e Hinayana (el Pequeño Vehículo), penetró profundamente
en China y otros países de Oriente. Las nuevas investigaciones afirman que,
asimismo, se expandió puntualmente hacia Occidente en el siglo III a. C. debido
a los contactos establecidos por Alejandro el Grande, quien también dejaría su
impronta en el pensamiento y el arte hindú a través del período “Gupta”.
Algunos filósofos budistas y brahmines deambularon por Occidente, por lo menos
hasta el siglo I-II d. C. y se les llamaba “gimnosofistas”.
El budismo se caracterizó y se
caracteriza por no tener un jefe espiritual sino muchos, y por una gran
libertad de expresión, que lo ha enriquecido, pero también lo ha debilitado.
Hasta finales del siglo XIX y primer cuarto del XX fue la religión con más
adeptos en el mundo, pero la caída de China en la guerra civil y la posterior
penetración de formas asimiladas del marxismo, así como la influencia
occidental, que se reforzó en Japón y en todo lejano Oriente después de la
Segunda Guerra Mundial, la ha dejado en un probable tercer lugar y, como todas
las religiones actuales, salvo la musulmana, tiende a perder influencia.
No obstante, en sus veinticinco siglos
de vida ha demostrado una gran capacidad de supervivencia y, salvo el ya muy
lejano momento de Asoka, podemos afirmar que es la forma de fe menos inclinada
a la violencia y al dominio del mundo material y a las riquezas. Salvo
excepciones, como en el caso de los Khmer rojos, no se mezcló ni se mezcla en
cuestiones políticas, pues prima el viejo espíritu de lo pasajero de las cosas
y de la búsqueda individual de una paz interior a todo precio, unida a una gran
humildad. Dijo el Buda: “Yo veré la espalda del último hombre que entre al
Nirvana”.
Según H. P. Blavatsky, en sus orígenes
el budismo no tuvo casi nada de original, pues Sidharta se habría limitado a
exteriorizar una forma de budismo primitivo, la mística de la luz o de la
Iluminación, que existía desde hacía miles de años antes en la zona del norte
de la India, especialmente en el Tíbet. Ya es muy difícil, si no imposible,
probar esto o negarlo. De cualquier manera, el Señor del Loto trasmitió a la
posteridad la religión que menos sangre ha hecho verter de todas las que
conocemos. Y aunque fuese nada más que por eso, merece ser bendito.
FRASES MÁS REPRESENTATIVAS DE SU
PENSAMIENTO
"Todo lo que somos es el
resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros
pensamientos y está hecho de nuestros
pensamientos".
"El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional."
"El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor."
"Como flores hermosas, con color,
pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con
ellas."
"Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos."
"Avanzando estos tres pasos, llegarás más cerca de los dioses: Primero: Habla con verdad. Segundo: No te dejes dominar por la cólera. Tercero: Da, aunque no tengas más que muy poco que dar."
"Ni siquiera un dios puede
cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo."
"Para enseñar a los demás,
primero has de hacer tú algo muy duro: has de enderezarte a ti mismo."
"No hay incendio como la pasión:
no hay ningún mal como el odio."
"El insensato que reconoce su
insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un
insensato."
"La reflexión es el camino hacia
la inmortalidad (nirvana); la falta de reflexión, el camino hacia la
muerte."
"Larga es la noche para el que
yace despierto; larga es la milla para el que va cansado; larga es la vida para
el necio que no conoce la verdadera ley.."
"Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla; la
mayor parte corre de arriba a abajo en estas playas."
BIBLIOGRAFÍA
Proverbia (2015). Citas y FRases Célebres. Recuperado el 04 de noviembre del 2015, de http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=136
Historia y biografias HB (14 de octubre de 2014).Religion Asiatica:Biografía de Gautama Buda-El Budismo. Recuperado el 05 de noviembre del 2015, de http://historiaybiografias.com/buda/
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